jueves, 10 de noviembre de 2011

Amo esta soledad sin ataduras y
el silencio adrede que grita a viva voz
mis lamentos más satisfechos.
Y en esta inmensidad de la noche
que te busca incansable
no encuentro espacio sin hallarte
así, tan ausente y tan distante,
tan perfecto, imaginado, soñado.
Recuerdo las noches que en tu mirada
creía ser infinita, perdurable, eterna
y el instante mismo en que dejé de buscarte
porque me vi a tu lado.
Esta noche sin estrellas en mi cuarto
brilla más que el oro de mil joyas
pues sé que al final de mis promesas
está tu boca sellando el porvenir.

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