lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz 2013, sin balances.

¿Balance?... detesto los balances, aunque inevitablemente en algún momento de la primera noche del 2013, al intentar cerrar los ojos, por mi mente desfilen imágenes de lo que pasó y promesas con nombre de un futuro "año ideal" empecinadas en escribirse en la oscuridad como un contrato que debo firmar ante mi misma (¿ante quién más? si solo a mí me incumbe esta locura imaginaria, este compromiso entre tinieblas).
¿Para qué enumerar cada episodio feliz de este año que nos abandona si los recuerdo cada vez que te miro?
¿Para qué recordar los malos momentos si ya no puedo remediarlos o aunque quisiera ya es demasiado tarde?
Mejor sigamos caminando, recogiendo las flores del jardín, evitando tropezar con las piedras que nadie ha podido sacar de nuestro camino (y menos yo), sigamos soñando despiertos bajo el son de aquella voz que siempre me acompañará recordándome qué debe ser vivir, mejor sigamos, sigamos, que el secreto es no detenerse porque allí es dónde habitan los fantasmas del fracaso, allí se abre la puerta del precipicio.
Al poner mi mano sobre mi corazón siento que allí está, latiendo, alentándome a vivir, que él no ha claudicado ni piensa en hacerlo; me miro al espejo y me sonrío, miro tus ojos y me veo en ellos, tu perfume se huele en mis rincones y no hay excusas para no alzar la copa y recibir el porvenir.
Lo mejor, sin dudas, nos está esperando, ahí, a la vuelta del calendario, vayamos a su encuentro.
Feliz 2013.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El verano, mi espera y tu pelo harán huracanes en la arena.

Te encuentro en el futuro y la vida se torna una fiesta
todos los jamases se esfuman en tu mirada
tiemblo y me rodeas el cuerpo con tu sombra
temo y me socorres con el sonido de tus latidos en mi oído,
ya no hay dudas que no hallen respuesta en las líneas de tus manos,
ya no hay silencio que tu voz no pueda musicalizar
amo el futuro que me devuelve la vida
sueño el ayer y solo es una mala pesadilla, nada que tu almohada no pueda cobijar;
te amo allí, en tu presencia ausente pero segura
en tus promesas cumplidas, en cada hoja del libro que escribiremos,
en cada retazo de este pasado hechos trizas y en cada lágrima que me trajo hasta ti.