Y un día te dejaré volar,
cuando menos lo piense tu alma
se perderá en el recuerdo mi risa
y cual globo de helio mis prisas
en otro sitio remontarán sus alas,
remendando cada mañana
de tus desprecios la agonía.
Y un duro golpe fatal
será para tu ego esta huida,
no soportarás la abatida
sin advertencias de ese final
del que no podrás ser precursor,
pues de un hombre y su cobardía
¡qué menos se puede esperar!
Las partidas son también parte de la vida, y a menudo nos llevan a lugares mejores!
ResponderEliminarUn abrazo :)
Me gustó mucho! Saludos!
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