Maldito teatro

Ella creía que el mundo empezaba a derrumbarse cuando
él atravesaba la puerta y desde la ventana seguía atenta sus pasos
con la desesperanza de verlo regresar.
Desangrado el corazón, reseco y a punto de convertirse
en evidencia del olvido,
ella sentía que todo comenzaba a funcionar de nuevo
cuando en la cocina olía a tostadas y a café con leche,
en la mesa de luz, a jazmines recien cortados
y sobre sus labios, el sabor de su retorno.
Ella creía que el mundo terminaba en su pecho
por eso cada noche lo besaba y guardaba su perfume
para soñarlo al dormir;
no olvidaba mirar incansablemente su perfil,
su sonrisa, su pestañear, su palpitar.
Cada día era una eterna contemplación
que creía suficiente para darle motivo a su corazón para marchar.
Pero una mañana quiso alcanzar su rostro para besarlo
y el frío en la almohada fue el peor presagio,
en la mesa de luz los jazmines estaban marchitos,
en la cocina olía al último sorbo de vino,
a soledad y a huída.
Tras la puerta, el mundo y dentro de su pecho, las ruinas;
supo que ya no volvería,
que "el amor solo es eterno mientras dura",
y se apagó sin dudarlo, sin más motivos ni pretextos para seguir esperándolo,
se desangró su corazón gota a gota sin impedimentos,
evidenciando el olvido  de ese amor que no es eterno ni dura
de esa mentira que es amar, de esa tragedia y su maldito destino.