viernes, 16 de diciembre de 2011

Qué tendrás que me hechizas, me ciegas, me invades
y cuando en mi oído aparece tu susurro
mares de pasiones desvelan mi noche y así, con tu embrujo en mi vientre,
caigo una y otra vez en tus redes que me abrazan y aprisionan  y odio la la libertad
que supone no tenerte.
Extasiada oigo solo tu voz y la inmensidad de mi alrededor pierde todo sentido,
me miras y comprendo que el universo está en ti.
Y sin prisa recorro tu piel sabiendo que la felicidad es ese instante infinito.

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