Errantes vagabundos por las tinieblas de tu ausencia
deambulando insomnes y abatidos mis últimos latidos
van perdiendo retazos de vida y en la casa quedan las huellas,
las cenizas,
de aquel amor que se consumió sin testigos,
adormecido de deseos, malgastado, malherido,
oxidado, vencido;
y la guerra fue en tu olvido y la tregua en mi regazo,
la hipotermia en tus manos, el único calor certero,
el dardo envenenado, lo único verdadero,
abriendo venas, derramando a cuenta gotas la poca sangre
que hacía marchar acompasados a nuestros corazones asaetados
por un perverso cupido que a carcajadas despedazaba nuestro futuro
y cada verso que hubiera sido poema.
Tremendo texto, escogidas palabras...
ResponderEliminarDe verdad que este texto me ha llegado al corazón, directo como una flecha en llamas. A veces el amor se queda en el camino, pero otras se convierte en una historia sin puntos aparte.
Un abrazo!!