viernes, 7 de octubre de 2011

Pondré llamadores de ángeles y alguna cintita roja en el alma
buscaré en rincones perdidos tu rastro casi olvidado
y escucharé tu voz de amanecer sin llenar vasos de tristeza
porque he encontrado de nuevo el relámpago encendido
porque volvió el aire a mis pulmones y el aroma de madreselvas
en la ventana que me indican que el camino aún es largo y merecido.
Abro las puertas al mundo y grito: ¡Bienvenidos! y el goce es infinito
la espera tan dulce y tu manito pequeña apuntando con su dedito
directo a mi corazón me devuelve la esperanza de vivir...

1 comentario:

  1. Precioso, esperanzador, y estupendo. Cuando mi hijo coge mi mano con su dedito siento el mismo olor de rodondre y azahar entrando en mis pulmones.

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